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Resumen

A pesar de que en el momento actual la construcción sea el sector más afectado por la crisis económica, tradicionalmente ha sido una pieza clave para la economía española e incluso en los momentos más difíciles ha supuesto un 7% del PIB nacional.

La gestión ambiental en el sector comenzó con las Evaluaciones de Impacto Ambiental que obligaban a tomar medidas concretas en los proyectos sometidos a evaluación, y ha seguido con el cumplimiento de toda la normativa asociada. Pero realmente el paso se ha dado cuando las empresas han instaurado sus propios sistemas. Este tipo de normativa denominada “de nuevo enfoque” por ser de carácter voluntario, se ve traducida en acreditaciones ISO y/o EMAS promovidas en gran medida por la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas.

La implementación de estos sistemas y su certificación en este sector concreto se enfrenta a una gran problemática debida su propia naturaleza “nómada”. Es difícil empezar desde cero cada cierto tiempo y a esto hay que añadir la multiplicidad de centros en los que implementar los sistemas, la dispersión geográfica de los mismos, la diversidad y la cantidad de legislación que los atañe, el alto porcentaje de subcontratación y el hecho de ejecutar obras que han sido planificadas por otros con o sin criterios ambientales. A pesar de todo esto, viendo el crecimiento que la gestión ambiental ha tenido en la última década es evidente que existen ventajas de cara al cumplimiento de la legislación, al propio marketing empresarial, a la participación en concursos de la Administración y a los ahorros en los costes debidos gracias a la eco-eficiencia.

Todos los expertos que participaron en la mesa pusieron de manifiesto que la normativa europea EMAS es más exigente y de difícil aplicación, por lo que la mayoría de las empresas constructoras acreditadas lo están en ISO-14001. Así un 20% de las empresas certificadas a nivel nacional por AENOR son empresas relacionadas con el sector de la construcción. Los porcentajes de certificación si se tienen en cuenta el número total de empresas (más de 400.000) son bajos, pero lo cierto es que se corresponden con el número de empresas grandes, de más de 200 empleados que son hasta ahora las más implicadas en este tema.

En la mesa redonda también se hizo hincapié en el papel ejemplarizante que deben desarrollar las empresas públicas tanto desde su propia gestión ambiental como promoviendo proyectos innovadores y buenas prácticas.

La gestión ambiental en la construcción ha mejorado mucho en los últimos años, pero aún quedan cosas pendientes y se hace necesario mejorar en la sensibilización y en la formación del sector a todos los niveles para que la sostenibilidad no sea una tarea pendiente sino que sea una herramienta de mejora continua.



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