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Resumen

El elevado ritmo de generación de residuos de la sociedad actual, ha dado lugar a múltiples reflexiones y debates acerca de la gestión integrada de residuos que convergen en el mismo objetivo: la máxima reducción de los mismos, con planteamientos que alcanzan incluso al denominado “Residuo Cero”, una opción que actualmente se considera inviable.

La Directiva 2001/77/CE establece dos premisas a tener en cuenta: que la biomasa es una fuente de energía renovable y que la fracción biodegradable de los residuos urbanos es biomasa.

La energía generada mediante el empleo como combustible de los residuos urbanos constituye, por lo tanto una energía renovable. La valorización energética en Europa viene registrando un crecimiento espectacular desde el año 1995, pasando de 30 millones de toneladas valorizadas, a 52 millones en 2006. Si se compara la situación de España en materia de valorización energética de residuos urbanos (RU’s) con la del resto de Europa, nos encontramos ante un grado de implantación de esta tecnología mucho más limitado.

La alternativa sin duda más eficaz y, en consecuencia, la más difundida entre los Estados miembros de la Unión Europea, es la combinación de las políticas de reciclaje y de valorización energética de los RU’s.

Las principales ventajas de las tecnologías de valorización energética de RU’s son su capacidad para reducir tanto el peso como el volumen final del residuo y sus capacidades unitarias de proceso comprendidas entre 1 y 50 t/hora por línea, lo cual otorga una gran versatilidad a esta tecnología. En este sentido, la valorización energética de RU’s figura entre los procesos industriales mejor y más estrictamente controlados, tanto en lo que respecta a las condiciones de operación como en materia de emisiones. La disponibilidad de estas instalaciones es superior al 85%. Tal disponibilidad garantiza una potencia eléctrica estable y predecible, muy superior a la que pueden proporcionar otras fuentes renovables (eólicas, solar, etc.). La superficie que precisan estas instalaciones es muy inferior a la que requieren los vertederos y las instalaciones de compostaje o de digestión anaerobia lo cual es otra de las ventajas a tener en cuenta. Es importante también considerar que generar energía eléctrica y calor a partir de residuos supone sustituir cantidades equivalentes de combustibles fósiles.

La valorización energética tiene como inconveniente la generación de pequeñas cantidades de dos tipos de residuos sólidos: escorias y cenizas. Las primeras constituyen un material inerte del que se extraen metales para su aprovechamiento, y son aptas para usos relacionados con la construcción. Las cenizas se almacenan en vertederos de seguridad. Actualmente se están realizando investigaciones orientadas a recuperar de estas últimas sales y metales pesados, y vitrificar el resto, lo que significaría una notable aproximación al Residuo Cero.

Una adecuada combinación de las tecnologías de separación de materiales para el reciclaje y demás aprovechamientos (compostaje y biometanización), y de la valorización energética de los rechazos de estos procesos, sin olvidar, naturalmente las prácticas de reducción en origen, constituye la alternativa idónea para minimizar la ingente cantidad de residuos urbanos que generan actualmente nuestras ciudades, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la gestión de dichos residuos.



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