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Economía en crisis... ¿y a la vez sostenible?
18/05/2009  Capital News
Una Ley para la Economía Sostenible, la nueva promesa de Zapatero

Entre másters gratis para titulados en paro, dádivas de 2.000 euros para la compra de un coche y “períodos de rebajas” en el Impuesto de Sociedades para las pymes, una de las “medidas anticrisis” anunciadas por José Luis Rodríguez Zapatero durante el Debate sobre el Estado de la Nación que ha pasado más desapercibida ha sido la de remitir al Parlamento un proyecto de Ley para la Economía Sostenible (LES), donde se incluirán las normas que regulen las medidas que contribuyan a implantar de la forma más "rápida, más viable y consolidada" un nuevo modelo productivo para España. Una moneda más al aire lanzada por el presidente, cuyo sonido al tocar baldosa se ha confundido con el de las otras diez, no sin haber dado pié, en su caída, a opiniones tan tajantes y fuera de lugar como la del economista Pedro Schwartz, liberal furioso, que ha equiparado la hipotética nueva normativa a los “Planes de Desarrollo del franquismo”.

Una ley que todavía no ha comenzado su período de gestación y que ya trae bajo el brazo, quizás no un pan, pero sí un puñado de incógnitas: ¿Se les pedirá a los sindicatos que “arrimen el hombro” a cambio de nuevas inversiones? ¿Se destinarán realmente 20.000 euros a fomentar valores ecológicos en las empresas y a amoldarlas al nuevo modelo productivo tan proclamado y, a la vez, tan poco explicado por Zapatero?
 

Para el Presidente, este proyecto proporcionará "claridad, seguridad jurídica y posibilidad real" de someter a evaluación sus resultados. Además, dice,  para garantizar la eficacia inmediata de sus previsiones, se tramitará por el  procedimiento de urgencia. Zapatero ha anunciado que propondrá un acuerdo sobre el contenido de la Ley en la mesa del diálogo social para abordar el nuevo modelo de crecimiento y su adaptación a la empresa, la negociación colectiva, la protección social y la formación para el empleo. Otra de las medidas en este sentido sería la creación de un Fondo para la Economía Sostenible que se instrumentalizaría a través del Instituto Oficial de Crédito (ICO). Los fondos con los que contaría esta ley  también han sido publicitados: 20.000 millones de aportación pública y privada entre 2009 y 2010 y otros 5.000 millones para el plan de desarrollo local de 2010, que ya no se destinará a "encalar calles y plazas" sino a "proyectos de sostenibilidad ambiental, tecnológicos y de atención social a personas dependientes o con discapacidad."
 

Control y transparencia
 

Sobre este tema se ha pronunciado el coordinador del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, Orencio Vázquez, que pidió que, de aprobarse la norma, esté dotada de "mecanismos de control independientes".

Vázquez pidió que se pongan "limitaciones" a las empresas que se puedan beneficiar del Fondo para la Economía Sostenible para que "no se generen incoherencias", de modo que se premie a empresas que no estén actuando correctamente en el campo medioambiental.
 

También solicitó al Gobierno que se comprometa a establecer mecanismos de control y rendición de cuentas controlados por organizaciones de la sociedad civil independientes para garantizar que el fondo  sirva para beneficiar a empresas que actúen "de manera coherente".
 

Asimismo, Vázquez echó en falta que, ya que la futura ley tiene un contenido social y medioambiental, no se tenga en cuenta a las "asociaciones con experiencia en materia de sostenibilidad" para debatir su contenido, y se limite este debate a la mesa de Mesa de Diálogo Social. "Debería debatirse con un aspecto más amplio de actores, que aportarían más valor a los contenidos”, opinó.


Una cuestión de eco
 

De prosperar este proyecto y derivar en una Ley, se consolidaría como una frase más en el discurso en pro del desarrollo sostenible que ha comenzado a calar en Europa desde que allá por 1987, el Informe Brundtland para la ONU definiera esta corriente como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
 

El concepto de Economía sostenible está recogido también en la Constitución Europea en el Artículo 3.3 de la Parte Primera: “La Unión obrará en pro del desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento económico equilibrado, en una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno empleo y al progreso social, y en un nivel elevado de protección y mejora de la calidad del medio ambiente. Asimismo, promoverá el progreso científico y técnico.” Una definición que parece encontrar fuertes contradicciones con su sentido literal, ya que el hablar de una economía altamente competitiva conlleva la deslocalización de industrias a aquellos países de la UE con menores costes laborales y fiscales; es decir, tendría lugar un aumento del transporte de mercancías, con el consiguiente consumo de energías no renovables y la emisión de gases que incrementarán el efecto invernadero. Ya  el Libro Verde de la Comisión Europea de 1995 prevenía sobre esto: “Se comprueba crecientemente que, con las políticas vigentes, las tendencias del transporte son insostenibles.”
 

Sobre este tema hablaron también mucho los representantes de más de 190 países reunidos en Johannesburgo en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de 2002 en la que se  adoptó una Declaración cuya voluntad era “asumir una responsabilidad común para avanzar y fortalecer los pilares independientes y mutuamente consolidantes de un desarrollo sostenible”. Identificaron estos pilares inseparables como: desarrollo económico, desarrollo social y protección medioambiental.
 

Pero la Economía Sostenible es un modo de entender los sistemas productivos que busca armonizar la economía, el medio ambiente y la sociedad; tratando sobre todo de unir en uno dos grandes bastiones: Economía y Ecología, dos palabras que tienen el mismo prefijo: “eco”, del griego oikos, que significa casa, hacienda, patrimonio. Una “hacienda” que permanecería salvaguardada, a buen recaudo, si la economía sirviera a la ecología en vez de ocupar su lugar; o, en palabras del ex-director general de la UNESCO, el español Federico Mayor Zaragoza “Otro mundo es posible si la economía a escala mundial y la gestión de los grandes retos mundiales, medioambientales y culturales, se guía por valores intransitorios y no por el mercado.”
 

Quizás Zapatero haría bien en agarrarse a este punto de partida etimológico para explicar un proyecto que no hace más que levantar susceptibilidades en unos tiempos en que la “hacienda” no está, en opinión de muchos, todo lo bien guardada que debiera.

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