Europa está en contra de imponer multas a los países que no cumplan con la lucha contra el cambio climático como India y China, según se desprende del encuentro informal de Ministros de Medio Ambiente celebrado en la ciudad sueca de Are.
El ministro sueco del ramo, Andreas Carlgren, pidió dejar fuera todo aquello que pueda poner en peligro las actuales negociaciones sobre el clima y criticó de forma dura los intentos de "un proteccionismo verde". "Los países en vías de desarrollo verán eso como una amenaza", advirtió. Y añadió: "Esperamos más de los países desarrollados", dijo.
Sin embargo, Suecia quiere abrir un debate sobre la introducción de un impuesto "medioambiental" dentro en la UE para los vehículos que consumen gasolina. En Alemania los consumidores ya pagan un "impuesto ecológico" que va directo a la caja de pensiones.
El comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas abogó por que los ingresos de los impuestos "medioambientales" vayan al fomento de tecnologías con menos emisiones de carbono.
Los planes de Estados Unidos de gravar los productos de países con niveles ecológicos más bajos han desatado la ira en China. Pekín ya ha amenazado con una guerra comercial.
También Francia se había manifestó a favor de un impuesto con estos fines, pero el ministro Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo, dio marcha atrás en Are al afirmar que para Francia no era una exigencia concreta.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente alemán se ha advertido de un problema con la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además, consideran que este tipo de propuestas "no ayudan mucho" a las negociaciones en marcha sobre el cambio climático.
"La señal para los países en vías de desarrollo es que se trata de un nuevo ecoimperialismo, que cerramos nuestros mercados a sus productos", explicó el secretario de Estado alemán Matthias Machnig. Y añadió: "Ya hay suficiente desconfianza".
Stavros Dimas, señaló: "No negociamos con amenazas sino generando confianza". Y abogó por introducir un impuesto especial en los productos que más C02 emiten, como los todoterrenos. "Los precios de los productos deberían reflejar los costes para el medio ambiente", dijo el comisario griego, para quien lo "fundamental", dijo Dimas, es modificar el comportamiento del consumidor. Dimas destacó la dificultad de elevar las tasas ahora dentro de la Unión Europea. En el ámbito de los impuestos los países de la UE sólo podemos cerrar acuerdos de forma unánime, pero "recomendamos hacerlo a nivel de países", señaló.
A nivel nacional, sin embargo, se encuentran más voces a favor del impuesto "medioambiental". Suecia ya impuso en los años 90 un impuesto medioambiental y, a pesar de ello, ha registrado un fuerte crecimiento económico.
Carlgren destacó que el impuesto "medioambiental" puede venir bien también en momentos de crisis económica, para tapar los agujeros del presupuesto. "En el debate queremos exponer que se puede actuar en ambos frentes a la vez, en el del déficit y en el de la protección mediambiental", añadió.
Los expertos calculan que las medidas en todo el mundo costarán anualmente una suma de varios miles de millones. Carlgren avisó: "Estamos dispuestos a pagar. Sabemos que sin dinero no habrá trato", pero los países en vías de desarrollo tienen que poner sus objetivos mínimos sobre la mesa. "Sin reducción no habrá dinero".
En diciembre se decidirá a nivel internacional en Copenhague un nuevo acuerdo para la lucha contra el cambio climático, que sustituirá al Protocolo de Kioto, que expira en 2012.
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