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Las medusas contribuyen a la mezcla de los océanos como el viento o las mareas
05/08/2009  ABC
Parece increíble que los movimientos de algo tan pequeño y delicado como una medusa puedan provocar efectos en la inmensidad del oceáno, pero ningún ser vivo es insignificante. Científicos norteamericanos han comprobado que, cuando se desplazan, estos animales, junto con otras pequeñas criaturas marinas que se mueven en grupos, consiguen influir en las grandes turbulencias de las aguas, casi tanto como pueden hacerlo los vientos y las mareas. Algo así como el famoso «efecto mariposa», pero en el fondo del mar.

Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología Caltech de California es el descubridor de este mecanismo acuático, nunca antes descrito por la literatura científica y que ahora publica la revista Nature. «La perspectiva habitual es estudiar cómo los océanos, por sus corrientes, temperaturas o composición química, afectan a los peces y animales marinos, pero también es importante conocer cómo funciona a la inversa: cómo los mismos animales, al nadar, pueden impactar en el entorno de los océanos», explica John Dabiri, profesor de aeronáutica y bioingeniería del Caltech que ha dirigido la investigación.
 

Una teoría de Darwin
 

La idea de que criaturas como las medusas pueden influir al nadar de forma significativa en el comportamiento de los océanos a larga escala había sido tradicionalmente descartada, pero Dabiri y sus colegas creen que se había pasado algo por alto. A partir de una teoría de Charles Darwin -el nieto del eminente naturalista- que analiza cómo los cuerpos sólidos en movimiento influyen en los líquidos según su tamaño y forma, los científicos realizaron una serie de simulaciones matemáticas para conocer qué ocurre cuando una serie de pequeños animales se mueven más o menos al mismo tiempo y en la misma dirección. Después de todo, miles de millones de pequeños organismos migran cada día cientos de metros desde las profundidades del océano hasta la superficie.
 

Los investigadores gritaron eureka. Tras colocar tinte fluorescente en el agua en el que nadaban las medusas en la isla de Palau, en el Océano Pacífico, comprobaron que los animales arrastraban en su camino agua del fondo que se mezclaba con la de arriba. Después de realizar una serie de cálculos matemáticos, comprobaron cómo ese impacto tenía una importancia considerable a gran escala. «El impacto global de este proceso es como billones de vatios de energía, comparable con la fuerza del viento o de las mareas».

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