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Objetivo: frenar la sexta gran extinción de especies
26/01/2010  elmundo.es
Comienza en Madrid una cumbre internacional para evitar la pérdida galopante de biodiversidad que afecta a todo el planeta.

«Caliente, plana y abarrotada». Así describe Thomas Friedman, el columnista de The New York Times, el estado de la Tierra en su último libro. Es un diagnóstico del terreno en el que vive la Humanidad en el siglo XXI: caliente por el cambio climático, plano por la elevación de las clases medias y el consecuente aumento del consumo y abarrotado por el exceso de población.

 

En esta época de discursos del «no cabemos todos», los ambientalistas señalan hacia un ámbito donde el exceso de carga es evidente: el de la capacidad del planeta para proveer recursos. Y el resto de seres vivos está pagando los platos rotos de esa proliferación humana.

 

Tanto es así que los científicos hablan ya de que nos encontramos inmersos en una gran extinción planetaria. Habría que remontarse a hace 65 millones de años, cuando los dinosaurios desaparecieron del planeta, para encontrar algo parecido. Esa fue la quinta gran extinción en la historia del planeta. Ahora, estamos entrando en la sexta.

 

Una pintura tan negra de la situación podría pasar por ser una agorera proclama ecologista. Sin embargo, hoy se reúnen en Madrid miles de delegados oficiales para hablar con franqueza de ese panorama, que se da por asumido en los círculos científicos: la tasa de disminución de especies es entre 100 y 1.000 veces mayor que la normal, aseguran diversos estudios.

 

Cita de alto nivel


Comienza así la Conferencia de la Presidencia rotatoria española de la Unión Europea sobre la «Meta y visión post-2010 en materia de biodiversidad», en la que participan representantes de 48 estados, de la ONU, la OCDE y de diferentes convenios internacionales, además de representantes de la administración local y de la sociedad civil.

 

Un largo nombre y una extensa lista de invitados para algo simple de decir: salvar las especies. El encuentro responde a la necesidad europea de satisfacer los objetivos de la ONU. En 2001, la Asamblea de Naciones Unidas puso 2010 como el año en el que se tendría que haber logrado frenar la pérdida de especies. Pero los expertos constatan que los objetivos están lejos de cumplirse. Hasta la Comisión Europea reconoce que «el capital natural del mundo permanece bajo una grave amenaza» en nuestros días.

 

Desde la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, explican que «el desafío de frenar el ritmo de pérdida de especies naturales sigue vigente». De ahí la voluntad de la Presidencia Española de la UE de liderar el diálogo para proteger «los espacios naturales y las especies en peligro».

 

Cumbre en Japón

 

La Conferencia de alto nivel de Madrid es una de las más importantes reuniones preparatorias que tiene la UE para discutir cuál será su posición común en la próxima Cumbre de la Biodiversidad de la ONU, que se celebra en Nagoya (Japón) a finales de este año.

 

Objetivos europeos


La Comisión Europea precisamente ha avanzado ya cuatro posibles objetivos que Europa puede llevar a esa reunión, que van desde una tímida declaración de compromiso con la biodiversidad hasta otra donde se muestra una promesa más firme.

 

Ayer, WWF solicitó que la UE tome el liderazgo y establezca «una meta firme, clara y medible». Según afirma Andreas Baumüller, Técnico de Biodiversidad en la Oficina de Política Europea de WWF: «La mejor de las opciones presentadas sería la 4, según la cual es necesario detener la pérdida de la biodiversidad y restaurar los servicios que nos ofrece el medio ambiente en la UE, pero no en la medida de lo posible como expresa el comunicado, sino de forma absoluta, para 2020».

 

Para los ecologistas, la conservación de nuestra riqueza debe situarse en lo más alto de la agenda política de la UE. Si la tendencia actual de destrucción de la naturaleza continúa, Europa afrontará unos gastos de alrededor de 1,1 billones de euros al año en 2050, casi el 4% del PIB de la UE, afirma la ONG.

 

Por contra, un estudio reciente presentado por la misma organización mostraba que la UE sólo destina el 0,1% de su presupuesto anual a partidas de conservación directa del medio natural.

 

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