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Resumen

Con la publicación (2000) y posterior transposición (2003) a nuestro ordenamiento jurídico de la Directiva Marco del Agua se produce un cambio en el concepto de la gestión del agua. Hasta este momento sólo se hablaba de un recurso que generaba un valor económico, en cambio, el nuevo enfoque sistémico de la Directiva marco es patrimonial y tiene en cuenta a los usuarios. Esto se traduce en la aparición de nuevos protagonistas y nuevos objetivos en lo relativo a su gestión, entre los que destaca su objetivo principal: el de no deterioro de las masas de agua, para preservar su valor patrimonial.

De esta manera, la participación pública proactiva constituye, a partir de este momento, uno de los ejes clave en cuanto a las decisiones relativas a la gestión del agua. La finalidad de esta participación definida en las directivas europeas no es otra que la de mejorar la toma de decisiones.

Todos los expertos reunidos coincidieron en que la educación ambiental y la información son el cimiento de la participación, argumentando que si no se conocen los valores que se poseen, es muy complicado poder participar en ellos. El aprendizaje social, la concienciación y sensibilización, el fomento de la creatividad, la prevención de conflictos, son algunos de los objetivos a alcanzar a través de la inclusión de los interesados (que somos todos), en la toma de decisiones.

Las herramientas de comunicación establecidas para llevar a cabo dicho proceso de participación pública son diversas, entre las que cabe destacar la intervención de empresas expertas en mediación y participación, lo que confiere aún más credibilidad al proyecto.

El grupo de trabajo dedicado a la participación pública en la toma de decisiones sobre la gestión del agua contó, en la reunión celebrada en la tarde del día 2 de diciembre en la sala Montevideo, con la intervención oral destacada de cinco de sus treinta colaboradores técnicos: la responsable de participación de la Agencia Catalana del Agua, un asesor del Gobierno de Cantabria, el vicepresidente de la Fundación “Nueva Cultura del Agua” (FNCA), que presentó las conclusiones que la FNCA ha extraído de los procesos participativos en Andalucía y los colaboradores procedentes de las universidades de Valencia y Autónoma de Barcelona.

También se enfatizó sobre el momento actual en el que se encuentra la participación y sus técnicas de evaluación, así como de la importancia creciente de la socioecología y de los nuevos enfoques científicos y las disciplinas híbridas de aplicación: diálogo de saberes, ciencia postnormal y evaluación ambiental integrada que une el conocimiento científico con el popular.

Sobre la mesa se pusieron las claves en el proceso de participación pública:
1. La autoridad pública debe tener el máximo convencimiento y la mayor capacidad de liderazgo posible para llevar a cabo los objetivos de la DMA.
2. Hace falta dar una información de calidad y adecuarse a la guía de la DMA en tres niveles: básico (resumido al máximo), por interesados (algo más extenso) y por expertos (con toda la información exhaustivamente presentada).
3. La difusión exige la presencia en el territorio, debe ser proactiva y llegar al público a través de los medios de comunicación.
4. Hay que dotarla de todos los medios humanos y materiales necesarios, puesto que las inversiones serán siempre recompensadas.
5. Hace falta un liderazgo de gobierno y una total coordinación administrativa.

Finalmente, se formularon dos propuestas: generación de indicadores para la participación que permitan calibrar y valorar los diferentes procesos de cada cuenca y creación de un grupo estable que defina indicadores de la calidad de la participación.



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