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Resumen

Es indudable que las ciudades del siglo XXI han producido efectos indeseables sobre el medio ambiente, pero también han creado la conciencia de que es a través de la sociedad civil, representada por los ayuntamientos, como se condensan las mayores oportunidades para trabajar en las políticas locales que ahora reclaman nuestra atención (energía, suelo, agua, aire, ruido,…). Por eso, las administraciones, deben ser capaces de aprovechar su proximidad con los ciudadanos para lograr que éstos cambien sus pautas de comportamiento. Por primera vez en la historia de la humanidad, según el informe de Naciones Unidas, somos más los que vivimos en ciudades que los que viven en el mundo rural, por lo que para lograr una sostenibilidad mundial, serán necesarias políticas que hagan sostenibles a las ciudades.

El urbanismo y la planificación son herramientas para lograr una mayor calidad de vida de los ciudadanos, pero hay que tener en cuenta que cada ciudad es distinta, con unas necesidades distintas. La ciudad es el mayor invento de la civilización y tiene dos características fundamentales: la complejidad y la proximidad.

Para lograr un desarrollo sostenible de las ciudades es necesario trabajar en red y compartir una misma metodología de trabajo entre las distintas entidades locales, pero para ello será necesario establecer una serie de condiciones: Existencia de un marco regulador en materia de suelo y ordenación del territorio; Consensuar la creación de un modelo territorial compartido sobre las bases del reparto de competencias; y Ser capaces de encajar de manera ordenada los planeamientos urbanos a través de una relación más cooperativa y menos competitiva entre los municipios.

Además de reforzar las relaciones entre las distintas administraciones locales, también habrá que hacerlo en clave comarcal, regional, nacional, europea e internacional si queremos hablar de sostenibilidad con mayúsculas.

Las pequeñas actuaciones integrales son fundamentales porque se necesita la implicación de los ciudadanos para lograr un avance hacia la sostenibilidad, y éstos se involucran si hay proyectos locales que les permitan tomar decisiones. Uno de los instrumentos fundamentales de los que se sirven las administraciones para educar a la ciudadanía y lograr un aumento de la participación de sus habitantes son las Agendas 21 Locales, que además engloban todos los temas fundamentales para la ciudad, antes mencionados.

Los problemas de las ciudades no son comunes en todo su territorio, sino que hay que diferenciar entre distintas áreas geográficas, escalas sociales… Así, dentro de las ciudades españolas hay dos tipos de barrios diferenciados cuya problemática también es distinta.

Por un lado están los “Nuevos barrios”. En las ciudades con una gran presión demográfica, como Madrid, San Sebastián y Barcelona, los límites geográficos obligan a provechar el poco suelo que queda desarrollando nuevos polígonos residenciales de carácter público. La creación de estos “nuevos barrios” tiene que ser abordada por equipos multidisciplinares que analicen desde una perspectiva medioambiental, todas las necesidades que tendrán los habitantes de ese barrio, como las vías de comunicación, los abastecimientos energéticos y de aguas, el tratamiento de los residuos que generen, etc.

En el otro lado se encuentran los barrios ya construidos, que pueden definirse como barrios contaminantes, que arrastran inconvenientes de otras décadas donde no se previeron estos problemas, por lo que es necesario fomentar que el sector inmobiliario se centre en la rehabilitación de estas zonas para lograr una reducción de la contaminación.

Es posible caminar hacia la sostenibilidad, pero para ello hay que trabajar en un nuevo modo de vida, en la ordenación de lo nuevo y de lo existente en las ciudades, hay que ser consciente de ello y tener una actitud proactiva, todos.



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