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Resumen

Las fluctuaciones del precio del petróleo y la incertidumbre sobre las reservas del mismo es uno de los retos para el sector del transporte y para la economía mundial. A estos problemas hay que añadir la significativa contribución del transporte en el cambio climático y la necesidad de asegurar el abastecimiento energético mediante la diversificación de las fuentes de combustible. Ante esta situación, los biocarburantes están adquiriendo una fuerza cada vez mayor en el panorama internacional, al constituirse como una alternativa real frente a los combustibles fósiles.

En este marco, el grupo de trabajo ha analizado las posibilidades tecnológicas actuales de los biocarburantes, los criterios de sostenibiliad propuestos por la Unión Europea y los aspectos ambientales asociados a esta emergente fuente de energía.

A la hora de hablar de los biocarburantes existe una primera división entre los de primera y segunda generación. Aunque no es del todo clara, se consideran de segunda generación aquellos que utilizan materias primas no convencionales (lignocelulosas, algas), los que se obtienen a partir de procesos complejos (Fischer-Tropsch) y presentan una elevada capacidad de reducción de emisiones de efecto invernadero y de ahorro energético. El problema de esta tipología es que no es una alternativa factible a corto plazo.

En cuanto a las aplicaciones, los biocombustibles líquidos o gaseosos son un buen sustituto porque pueden ser utilizados en vehículos de ignición por compresión y en calderas de gasóleo. Además pueden usarse en estado puro o mezclados con gasóleo siempre que las mezclas cumplan con el RD 61/2006 porque aunque generalmente los fabricantes de vehículos no garantizan por encima del 5% en mezcla hay varias experiencias del correcto funcionamiento de mezclas biodiésel/diésel elevadas.

El 23 de enero de 2008 la Comisión Europea publicó una propuesta de Directiva para el fomento de las Energías Renovables que establecería los objetivos a alcanzar en el año 2020 e incorporaría los criterios de sostenibilidad obligatorios para que los biocarburantes se contabilicen como energías renovables y por lo tanto reciban beneficios fiscales. Estos criterios están basados en la mínima emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), en la protección de la biodiversidad y de las reservas de carbono, en la sostenibilidad social y en la gestión de los efectos indirectos.

En cuanto a las repercusiones ambientales de los biocarburantes se expuso el impacto ambiental de su ciclo de vida (obtención de la materia prima, transporte, proceso productivo y uso final). En este aspecto, estudios elaborados por el CIEMAT, el DOE de EE.UU, y la Comisión Europea (well to wheels) muestran que los biocarburantes tienen un balance energético mejor que los carburantes fósiles y reducen las emisiones de GEI respecto a éstos.

Los miembros del grupo de trabajo pusieron de manifiesto la necesidad de un nuevo modelo energético en el que los biocarburantes han de tener un papel importante pero siendo conscientes de que no todo vale y que se pueden y se deben hacer las cosas bien.



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