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Resumen

Cuando una central nuclear deja de ser operativa existen tres alternativas: mantenimiento de la instalación en desuso con una vigilancia indefinida, abandono de la instalación o desmantelamiento.

El proceso de desmantelamiento es un proceso de restauración en si mismo, que intenta devolver a los emplazamientos sus características iniciales, cuando la fase operativa de la instalación que en ellos se asentaba ha llegado a su fin.

Este proceso industrial conlleva un conjunto de actividades reglamentadas de acuerdo con estándares nacionales e internacionales y controladas por diferentes organismos con competencias en esta materia. Siempre está regulado y vigilado mientras existan riesgos radiológicos inaceptables tanto para las personas como para el medio ambiente en su conjunto, tal y como se ha puesto de manifiesto durante la jornada donde se han especificado las autorizaciones y exámenes que se han de realizar hasta la clausura de la instalación.

Los desmantelamientos de las centrales nucleares son complicados, lo mismo que la propia construcción, ya que la existencia de residuos radiactivos de alta actividad hace más complicada la acción. Es un proceso complejo y dilatado en el tiempo.

Desde el punto de vista técnico en el desmantelamiento de la central se pueden diferenciar varias fases. Un primer nivel en el que tras la parada final de la central se procede a retirar el combustible gastado, los residuos de operación y aquellos edificios auxiliares que no se necesiten en adelante. Un segundo paso en el que se desmantelan los edificios y plantas exteriores al blindaje y los residuos radiactivos resultantes se almacenan fuera del emplazamiento y el reactor se sella. Y por último se procede a la retirada del reactor nuclear con su blindaje y a la rehabilitación final del emplazamiento dejándolo libre de uso.

En cualquier estudio de impacto ambiental los factores contextuales son muy importantes, tanto los ambientales (factores técnicos, ambientales y económicos) como los sociales (contexto social y cultural). Como en cualquier proyecto de estas características la percepción social del mismo es de suma importancia ya que una valoración social negativa está por encima de la valoración técnica.

En España ya nos hemos sumergido en desmantelamientos complejos como el de Vandellós I, experiencia presentada en esta mesa del CONAMA 9 y desde enero de 2009 el de la central de José Cabrera, que servirá de experiencia para todo el sector nuclear europeo, ya que es la primera que se va a clausurar de manera programada.

El desmantelamiento se realiza para optimizar la seguridad de las centrales a largo plazo, evitando la degradación de edificios y estructuras y minimizando los costes de vigilancia y mantenimiento. Desmantelar es la mejor forma de controlar el riesgo de una instalación nuclear que ha cesado su producción y sus riesgos son triviales comparados con los que evita.

Aspectos clave, citados por los expertos en sus exposiciones, para poder llevar a cabo con éxito el desmantelamiento, son los de la necesidad de una buena preparación, una programación con tiempo, de modo ordenado y tomando decisiones con el menor riesgo razonable posible. Igual que es de especial importancia el periodo de transferencia junto con una organización bien conjuntada, liderada y respetuosa con factores humanos.

En este contexto técnico, desde la mesa de ponentes, se ha hecho referencia al punto de vista social en el que merece la pena diferenciar entre la percepción de ámbito general, que en su mayor parte se podría deducir que es positiva, y la percepción del ámbito local, del contexto directamente implicado, ya que el proceso lleva consigo el paro de una actividad productiva.

En este sentido se apunta que la formación, comunicación, información y participación del entorno, antes, durante y después del desmantelamiento, son elementos imprescindibles para la buena aceptación social y son fundamentales en el proceso. Es de especial importancia el integrar en el proyecto a todos los actores ya que una percepción social negativa suele derivar en conflictos socioambientales.

Como conclusión de las distintas exposiciones podemos decir que el desmantelamiento, tal y como se ha expuesto durante las intervenciones, no es sólo una cuestión tecnológica, sino que también es un proceso de entendimiento, consenso político y social que es un reto igual o mayor que el tecnológico o el presupuestario.



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