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Resumen

Los residuos siguen siendo uno de los principales problemas ambientales. Se ha trabajado y avanzado durante décadas para minimizarlo, pero esto no ha sido suficiente y su generación y diversificación aumentan día a día, lo cual dificulta en gran medida su correcta gestión. Por eso, lo que se denomina tratamiento integral de los residuos ha de distar mucho de la deposición directa en el vertedero y ésta tiene que ser la última y la peor alternativa.

Esta es la filosofía de la Directiva Europea 2008/98/CE que apuesta por utilizar bien los recursos para prevenir la generación de residuos, reutilizar nuevamente los productos cuando pierden su primer valor, reciclar el residuo para transformarlo en un producto nuevo, aprovechar energéticamente aquello que no podemos reutilizar o reciclar y evitar en lo posible el vertedero.

Siguiendo este “orden de prioridad”, es imprescindible para solucionar el problema incluir programas de prevención en los planes de residuos como el que presentó a modo de ejemplo la Entidad Metropolitana del Medio Ambiente de Barcelona y profundizar en la investigación al respecto.

Es obvio que existen residuos de distintas naturalezas y que por lo tanto su tratamiento, aún siguiendo esta jerarquía, no puede ser homogénea para todos. Este es el caso de los catalogados como residuos peligrosos, cuya gestión ha mejorado en la última década debido tanto al marco normativo como a la escasez y a la subida de precios de las materias primas. Los residuos de construcción y demolición, son un ejemplo de residuos con una creciente tasa de generación y muy bajos porcentajes de reciclaje, paradoja que pretende ser solucionada con el nuevo Real Decreto 105/2008 tal y como se expuso durante esta jornada técnica

Los Residuos Urbanos (RU) son posiblemente uno de los más analizados por tratarse de una responsabilidad de las Administraciones Locales y por la generación directa por parte de los ciudadanos, encargados éstos de la primera fase de su gestión a través de la separación en origen. En España, su tratamiento integral dista de lo que debiera ser, ya que se omite en gran medida la valorización pasando por lo general directamente a la fase de eliminación en vertedero. Por eso, cada vez son más las entidades que apuestan por la valorización energética de los RU como una técnica fiable, poco contaminante y complementaria a sus planes integrados de gestión. A parte de las plantas de valorización energética específicas, en las que se procede a unos tratamientos previos de los residuos para lograr la máxima valorización de la materia, la industria cementera se presenta como una buena estructura complementaria para la utilización de residuos con un alto poder calorífico como combustible en sus hornos, permitiendo reducir el consumo de carburantes fósiles.

Ante la problemática de los residuos aparecen poco a poco también respuestas por parte de distintos proyectos de I+D+i que responden a cuestiones concretas, tal es el caso de la proliferación de plásticos biodegradables en los últimos años, y cuyo impacto deber ser analizado como una novedad en la cadena de recuperación y reciclaje de envases plásticos.

Es evidente que cada vez son más las soluciones que se basan en un planeamiento general que abarque los distintos residuos y en el que predomine la jerarquización expuesta anteriormente. El objetivo tal y como se recoge en el borrador del Plan Nacional Integrado de Residuos (2007-2015) es doble, por un lado disminuir el impacto ambiental de los residuos y por otro, aprovecharlos como materias primas favoreciendo así la conservación de los recursos.



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