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Resumen

Todo el mundo es consciente de la importancia que el agua ha tenido y tiene para la vida, pero algunas veces se olvida que cerca de 1.100 millones de personas no tienen acceso al agua potable y 2.400 millones carecen de sistemas de saneamiento. Tampoco se reflexiona lo suficiente sobre la sobreexplotación y degradación de este recurso cuya demanda aumenta mucho más rápido de lo que aumenta la población mundial. Ante esta situación, indudablemente, la gestión actual de los recursos hídricos es insostenible.

Las presiones sobre el abastecimiento y la calidad de las aguas exigen en primer lugar ahorro, pero también el desarrollo de innovaciones tecnológicas que pueden ofrecer distintas posibilidades para gestionar el agua de manera más eficiente, productiva y sostenible.

En esta línea, el grupo de trabajo ha analizado los procesos de desalación, reutilización, modernización del regadío, optimización de las redes de distribución y transporte, y la introducción del concepto de “huella hídrica” y “agua virtual” como herramientas de gestión, para evaluar las aportaciones de la innovación tecnológica, y los necesarios cambios en la gestión. Tras este repaso y teniendo en cuenta que en la actualidad España consume 33.000 millones de m3 se concluyó que sería posible ahorrar 4.000 millones y obtener 2.000 millones más de la reutilización de las aguas residuales urbanas y de la desalación.

Ahora bien, para que lo anterior se pueda llevar a término se deben dar una serie de condiciones de orden social, ya que desde el punto de vista técnico es factible. Es preciso cambiar el paradigma de la gestión del agua pasando del enfoque de oferta de un recurso ilimitado al enfoque de gestión de la demanda de un recurso limitado. De ahí que se planteen varias reflexiones de aplicación a nivel nacional:

- El recurso agua, cada vez más escaso y sometido a mayores presiones de todo tipo (políticas, económicas, las derivadas del cambio climático, la contaminación, etc.) necesita de una política de Estado, al margen de coyunturas y vaivenes, en la que se alcancen acuerdos políticos a largo plazo.

- En la consecución de estos acuerdos se debe prescindir de fundamentalismos y de prejuicios previos, no debiéndose descartar a priori ninguna alternativa que permita contribuir a la solución de los problemas. Problemas que se pueden resolver con el esfuerzo y el trabajo de todas las partes implicadas utilizando las mejores tecnologías que, como han relatado los expertos del grupo de trabajo “Nuevas fuentes de agua”, existen en España.



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