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Resumen

Agbar fomentó el debate sobre los informes de RSE en particular en el sector del agua, con un debate moderado por Iván Sánchez de Media Responsable, en el que expusieron sus visiones diversos grupos de interés, que coincidieron a la hora de apuntar diferentes claves para mejorar las memorias de sostenibilidad. La publicación Corresponsables se hizo eco de este debate con el reportaje que se reproduce a continuación:

“Los informes de Responsabilidad Corporativa son una buena práctica, pero quedan algunos deberes pendientes como el empleo de un lenguaje más inteligible para el ciudadano, la introducción de aspectos negativos y no sólo positivos, la inclusión de los grupos de interés en el proceso de elaboración de la memoria y la cuantificación de objetivos”. De esta manera, Anna Bolaños, directora de Relaciones Institucionales y Reputación Corporativa de Agbar, destacaba las principales conclusiones de la sala dinámica sobre las memorias de sostenibilidad celebrada en el marco de CONAMA 9.

Precisamente, María Huelín, vicepresidenta y asesora jurídica de la Asociación Provincipal de Consumidores y Amas de Casa Al-Andalus de Málaga, señaló en su intervención que “la pertinencia y utilidad de los informes de RSE para el consumidor de a pié desgraciadamente es nula. El informe tiene que entenderlo cualquiera”. También destacó que “algunos técnicos de asociaciones de consumidores son muy críticos con la RSE porque las empresas se preocupan más por proyectos solidarios en países de desarrollo y políticas de empleados que por solucionar los problemas del consumidor, que está un poco abandonado”. Sin embargo, Huelín subrayó que el informe de RSE es “rotundamente útil para el técnico de la asociación. Es la herramienta que nos parece más seria, trabajada, profunda y detallada, y tiene más credibilidad que los medios de comunicación”.

Samuel Ricardo Ruiz, responsable de Gestión Interna y RSC de la Fundación Desarrollo Sostenido-Fundeso, también insistió en que “el lenguaje de los informes debería ser más simple para que el ciudadano de a pié lo entienda. También advirtió que “la voluntariedad de la RSE puede verse diluida por querer conseguir determinados certificados. Éstos no deben ser la meta sino el resultado”.

Por su parte, Emilio Badillo, secretario de la Comisión de Precios de la Generalitat Valenciana, volvió a reclamar de nuevo que los informes de Responsabilidad Social tengan “un lenguaje asequible para los diferentes grupos de interés” y que “todos los objetivos estén cuantificados”. También recalcó que una característica de las memorias del sector del agua debería ser “el acercamiento a la comunidad local, que las buenas prácticas y ejemplos de actuaciones sean fácilmente identificables por los usuarios, lo que facilita la detección de cómo y dónde la empresa de servicios está invirtiendo en mejoras ambientales y sociales”.

El último ponente fue Ángel Muñoa, responsable de Política de Aguas de la Secretaría de Medio Ambiente de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, quién afirmó que las memorias de RSE “son fiables”, aunque destacó algunos requisitos necesarios como “la participación de los grupos de interés en el proceso de elaboración del informe”. También manifestó que para los sindicatos la memoria de sostenibilidad es importante “no tanto por la información que contiene sino por el papel que nos da como representantes de la sociedad civil dentro de la empresa”. Para Muñoa, los informes de RSE son complementarios a los sistemas de gestión de calidad, medio ambiente, seguridad y salud.



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